María Yagüe Solís / SEGOVIA
Tras la declaración de los agentes de la Guardia Civil y los peritos, todo parece apuntar que la muerte violenta de Rosa María de Andrés se produjo en el garaje de su domicilio, y después su cuerpo fue trasladado en el maletero de su coche, hasta las inmediaciones de Lastras del Pozo. Ninguna huella sitúa a los acusados en la vivienda de la víctima, y la autopsia no confirma la causa de la muerte.
Sala de la Audiencia Provincial de Segovia donde se desarrolla el juicio/ RADIO SEGOVIA
Más de una decena de agentes de la Guardia Civil han prestado hoy declaración en el caso del crimen de La Higuera. Junto a ellos, los médicos forenses que practicaron la autopsia de los restos de la víctima, y los biólogos que analizaron la sangre y las pruebas de ADN.
Los restos de sangre hallados en el garaje de Rosa María parecen avalar la teoría de su muerte violenta en esta dependencia de la vivienda, pero no se han hallado huellas que sitúen a los acusados en este lugar. Lo que sí parece seguro es que hubo cierta manipulación de la sangre, esto es, que se intentó limpiar el suelo con una fregona encontrada allí mismo y que también contenía restos de sangre. Sangre que también coincide con la encontrada en el coche propiedad de Rosa María.
Por otro lado, los informes forenses no confirman que la causa de la muerte pudiera ser un golpe intencionado, aunque tampoco lo descartan.
El problema en determinarlo reside en el hecho de que los restos de la víctima se encontraban en muy malas condiciones cuando fueron hallados, transcurrido más de un mes desde su muerte, a lo que se suma la acción animal.
Entre las declaraciones, destaca también la de un agente de la Guardia Civil que sitúa al principal acusado en una gasolinera donde habría parado a repostar y limpiar el coche propiedad de la víctima, el mismo día de su desaparición y que habría estado acompañado por una tercera persona.
